En la sociedad siempre ha existido la influencia del alcohol, la música y las drogas. Esto influye negativamente en el comportamiento de las personas sean jóvenes o adultas en diferentes proporciones y consecuencias, dependiendo el tipo, el ambiente y el público en el que se desarrolle la rumba.
No podemos afirmar que el frenesí que produce la rumba hace adoptar un comportamiento estándar en todos los individuos, pues los organismos son diferentes física, sicológica y emocionalmente, lo que sí podemos decir es que dependiendo de los principios inculcados desde la niñez respecto a la rumba y la capacidad de controlarla y que esta no nos descontrole, forma parte de la influencia que tenga la rumba en una persona.
Hay que tener en cuenta que el alcohol, las drogas y nuestros cuerpos están constituidos químicamente, es muy frecuente escuchar a las personas diciendo que X tipo de licor le cae mal, bien sea porque los embriaga muy rápido, les da guayabo o incluso pueden perder el conocimiento. Por eso todas las conductas no son iguales en las personas, algunos son agresivos, otros más alegres, otros se duermen, etc.
Hoy día el alcohol, la música y las drogas van de la mano, todo puede empezar con una simple celebración o reunión social, los medios, los amigos, el estado de ánimo, el tipo de vida que se lleve y otros factores pueden iniciar la entrada a este mundo.
Padres e Hijos ¡Mejores amigos!
Si bien algo es muy cierto y en gran parte el culpable, es la desinformación y libertad que ahora le otorgan los padres a sus hijos, con la mentalidad de que tienen que hacerse sus amigos y amigos de sus amigos disque para generar confianza; luego la confianza se alimenta a través de la enseñanza y crianza que se les ha brindado, no es sinónimo de amistad, los padres son eso PADRES y como tal debe existir un rango de respeto, cosa que en la juventud de ahora se ha ido perdiendo y llegando a la extinción. ¿A caso los amigos se respetan? Hemos escuchado, vivido y visto como un amigo se mete con la novia del mejor amigo, como se roban entre ellos, como persuaden a otro a salir de su casa y terminan accidentados, entre muchas más.
Es muy inquietante el comportamiento de los padres hoy en día y para ello muestro un ejemplo, nenas jóvenes que quieren salir a “comer” y lo dicen a sus padres, estos mismos se encargan de llevarlas al restaurante para cerciorarse donde van a estar, de obsequiarle una no muy exagerada pero considerable suma de dinero (que no puede hacer un joven entre los 18 y 20 años con $150 o $200 mil en su bolsillo y a eso sin sumarle de cuantos amigos está conformado el “parche” y cuanto tiene cada uno en su bolsillo); llegan al lugar, se despiden y entran, los padres siguen su camino muy seguros de donde están y qué harán sus hijos (as) y los amigos, pero resulta ser que eso no es más que una cuartada; inmediatamente ven que los adultos se alejan salen del sitio, llaman a sus amigos y emprenden su nuevo recorrido para ejecutar el verdadero “parche” que tanto esfuerzo les costó desviarlo.
Perdida de la noción, la vergüenza y el tiempo
Lo que sorprende son las consecuencias que traen l no controlar este ambiente y las conductas a las que nos encontramos expuestos. Es muy triste sobre todo ver niñas que por efecto del alcohol terminan perdiendo la vergüenza, tiradas en andenes en una piscina de vómito, amigos y novios aprovechándose de ello; convirtiendo los baños de los establecimientos en su lugar favorito para consumir drogas sin exponerse en frente de los demás y tener sexo, llegando a tal punto que el personal del sitio tiene que ir a interrumpir; y en los casos menos alarmantes, tocándose y desinhibiéndose tanto que ni se dan cuenta que todo mundo los observa; en las calles borrachos, perdidos, accidentados, robados, violados y hasta muertos, otras veces con problemas familiares, económicos, laborales, sentimentales, farmacodependientes, alcohólicos, drogadictos y más…
Muchas personas son dominadas al punto que pierden la cordura, la sensatez y hasta lo noción del tiempo. En el caso explícito de los jóvenes la rumba forma parte esencial de su vida social, todos pasamos por esto en la vida, el aprender a controlarlo va de la mano del ejemplo que las familias den a sus hijos, de la sociedad que culturice y de la misma voluntad del individuo, de sus principios, anhelos y sus responsabilidades. En el querer esta el poder y si va de la mano con la enseñanza, el ejemplo desde la crianza hasta la educación podríamos tener unos jóvenes más racionales, responsables y comprometidos, una sociedad con menos dependencias y menos desvalorada.