Verdad más allá de los hechos
La duda metódica, llega a concretarse a través de la legitimación que le da el medio de comunicación al difundirla. Lo que el periodista toca, desde el fondo o tangencialmente, se hace real de facto ante el destinatario final: público en potencia o élites desmejoradas por su escasa ambición nacionalista. Dicha verdad, filtrada por un lente, una pluma o un micrófono, es hipotéticamente falsa en un plano no muy complejo del sistema cartesiano. Hay, por lo cierto, varias formas de filtrar los hechos. Si usted tiene delante suyo un hecho, y éste es, por más pruebas, claro y conocido por usted, por ejemplo, su vecino -al que ve todos los días haciendo lo mismo- saca el carro del garaje y como hace siempre antes de irse pita tres veces, usted supondrá que su vecino se ha ido al trabajo como de costumbre. En ese caso la verdad no está filtrada por otros sino por usted mismo, por su memoria, es decir: usted no estaba asomado a la ventana, sólo escucho tres pitos, que hubieran podido ser de un automóvil similar, el mismo modelo, que pasó por ahí a un hora coincidente, y no de su vecino, que tal vez ese día amaneció enfermo o muerto. Pero para usted su vecino se fue a trabajar y eso para usted, sin haberlo constatado con los ojos, está claro, ésa es su verdad. Hay más formas de vivir en el embuste. Luego están las personas en que usted confía, bajo el supuesto de que usted, candoroso, confíe en alguien. Estas personas son su referente de verdad. Usted cree en sus palabras, cándido, y lo que ellos le transmitan será para usted verdadero dependiendo del grado de verosimilitud que estos presenten. Los humanos solemos tener cierta habilidad natural para la mentira, la ensayamos en todo, en el número de libros leídos, de relaciones sexuales por semana, en los títulos y victorias, somos seres exagerados por naturaleza. Pero ¿cuáles son las pruebas contundentes que esgrimen estas personas para que usted les crea? Generalmente ninguna, en lo absoluto, la única garantía que usted tiene de lo que le dicen es la confianza que usted, idealista, a puesto, o a querido poner, en ellos. Un mero argumento de autoridad que termina por sentarlo a usted a comer ciruelas pasas imaginarias.
Caso Truman Show
La ejemplificación más clara que se ha hecho sobre la existencia de un estafado es la película The Truman Show. El hombre que vive una absoluta farsa, como si el guión de su vida lo hubiera escrito Moliere, engañado desde sus padres hasta sus recuerdos, rodeado de actores por completo, caminando calles por las que los carros pasan siempre a la misma hora por el mismo lugar. Luego descifrando la mentira y huyendo hacia la vida real. La sensación que deja esto es la paranoia llevada sus últimas consecuencias. Todos somos idiotas o paranoicos. Nunca se sabrá con certeza.
Periodismo como sospecha
Imágenes superpuestas, retoques fotográficos, fuentes (dentro del derecho a no revelarlas) falsas o distorsionadas, consecuencias de intereses políticos, económicos y de clase, son someras ignominias ante la irreversible avanzada del periodismo de estafa, entrenado para el timo, genéticamente destinado a la mentira. Periodismo propiedad de grandes grupos económicos, grupos que financian campañas, campañas estas de partidos políticos que a su vez tienen el control del mecanismo jurídico y gubernamental y que son finalmente el estado. Un estado construido desde un aparato porpagandísitico que se distingue de otras perlas latinoamericanas por ser, además, mediodre en la presentación de sus contenidos, a diferencia de los elaborados culebrones esotéricos nazis o del discurso semi racional del fascismo italiano, llevado a las orejas del mundo por un filibustero genial, el buen Benito Mussolini, el cual no habría defraudado a nadie de haber querido ser un sibarita de filmoteca.
Existe la idea, vendida por los propios acusados, de que el periodismo escrito está alejado de este sistema de desviaciones. Ese dato puede ser verosímil pero imposible de asegurar como verdadero. Entonces, se ha llevado todo por el camino de la depuración retórica y la evolución de los recursos técnicos, charlatanería y mañas. Es irrelevante que sea verdad, se trata de ser verosímil. Lo importante no es ser, es parecer, y si no parece hay que hacerlo parecer, no recurriendo a la manipulación digital de imágenes sino a la piromanía en los titulares.
Tengo la certeza de que existo porque respiro, todo lo demás puede ser un engaño
Puedo ser adoptado. Puedo haber nacido en Jamaica e ignorarlo. Puedo haber visto a los soldados americanos aplaudidos y vitoreados, dando alimento a los inválidos y a los niños, en medio del desierto, hechos santos bajo el sol, pero después que CNN apague sus cámaras (o reciban la orden de hacerlo) estos prohombres anabólicos pueden caer víctimas de los fármacos de engrosamiento muscular y dirigir, accidentalmente, sus fusiles hacia la población civil:
Ahora, por internet circulan -la página donde usted puede ver esto se anexa- ciertas imágenes al respecto. Del rostro sonriente del niño irakí abrazando al marín estadounidense que muestra CNN va a pasar usted a ver el rostro despedazado, el cráneo quebrado y el cuerpo quemado del mismo niño Irakí, pero esta vez no estará sonriendo. Lo vulgar de esta revelación es lo que la hace tan alarmante: ya todos sabíamos eso, incluso los que lo niegan han sido informados por la red. Al final, terminaremos por comprender que el periodismo ya no es un acto ejecutivo de las altas casas periodísticas sino una concencuencia de la sobreabundancia de video cámaras, smart phones y conexiones a internet entre la población civil. El reportaje ciudadano terminará reemplazando toda forma de mecanismo organizado de busqueda de información en las calles. Quedarán, a lo sumo, los analistas y los compiladores de ese exceso de información. Pero la reportería es sí es un mero acidente espacio temporal, que tiende a la invisibilidad
El concepto de periodismo está basado en la credulidad del público al que está destinada la información. Un pueblo desconfiado obligara a sus medios a ser mejores farsantes, esto es el fraude mejorado hasta los límites de la realidad. Tan verosímil, tan verosímil que es cierto. Hechos históricos nunca ocurridos se encadenan unos a otros, de una forma exacta, encajando en el presente siendo causal de un futuro, éste sí, tal vez cierto. Sepulte las mentiras con otra mentira, efecto dominó. Pero las técnicas para el embaucamiento se han ido más allá de los que las crearon. Han crecido por sí mismas y se han transformado en algo mucho más temible. Mentiras que son verdades. En algunos casos, infrecuentes pero probables, la mentira predispone verdades, dejando a un lado la necesidad de seguir mintiendo, dejando, ahora sí, a los estafadores respaldados por la verdad, sin nada que ocultar. Usted puede mentir en un encuesta antes de la elecciones, esto predispone a los votantes, la cobardía humana obliga a estar con el ganador, y finalmente se hará verdad su mentira, será electo su candidato está vez con votos reales. Estas verdades respaldadas por mentiras son la última de las formas que ha tomado el periodismo de estafa llegando a un punto en el que es casi imposible detectar la realidad en medio de un mar de engaños. Sobra decir que, al carecer de agallas, dicha verdad se ahogará irremediablemente.