Una vez fuera de la espesa selva colombiana, alejados del silencio del cautivero, en el helicóptero, los recién liberados cantaron a coro la canción del Grupo Niche ‘Mi pueblo natal’ en expresión espontánea y entre emotivas lágrimas.
“La libertad ha tardado mucho, pero ahora es suya, ahora es de ustedes para la alegría de sus familias y para la alegría de todo el país”, declaró el Presidente Juan Manuel Santos tras confirmar la liberación de los uniformados.
Luego de más de 13 y 14 años de secuestro, por fin las Farc de forma unilateral entregaron a los 10 militares y policías que se encontraban en cautiverio, con la mediación del grupo de Colombianos y Colombianas por la Paz.
Santos recibió a los secuestrados y les dijo a las Farc que valoraba el compromiso de no volver a secuestrar, afirmando que era un paso importante y en la dirección correcta:
“No basta con dejar de secuestrar: hay que liberar los secuestrados civiles que siguen en su poder, y hay que dar cuenta a las familias de todos y cada uno de ellos”, afirmó Santos en un discurso que se caracterizó por la prudencia y por no dejar del todo la puerta cerrada para el dialogo.
El discurso del primer mandatario se pensó en cada palabra, pues este gesto, aunque insuficiente, como lo reconoce el mandatario, es un gesto que puede allanar los dificiles caminos del complejo tema de la paz; sobre todo, en un país destruido por el odio de más de 40 años de desangre fraticida, y donde muchos intereses encontrados ven como inconveniente una resolución pacífica del conflicto.