Hace 52 semanas nació Caliescribe con el único propósito de ejercer la libertad de opinión y de información, dentro de los parámetros constitucionales.
Basta recordar la máxima constitucional “se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial”.
Dicha libertad de opinión permite a cualquier colombiano difundir sus conocimientos y saberes sobre determinada situación, y allí se combinan ambas situaciones; a eso nos hemos dedicado durante 1 año, a investigar los hechos de relevancia en Cali, informando y opinando sobre los mismos, con la columna vertebral de la defensa de la ciudad y sus ciudadanos.
En más 15 años, Cali fue administrada sin experiencia, ni conocimiento, y lo más grave, sin transparencia. Las administraciones Ricardo Cobo, John Maro Rodríguez, Apolinar Salcedo y Jorge Iván Ospina (entre 1997 y diciembre del 2011) carecieron de todas o la mayoría de las características que debe tener un buen gobernante para una ciudad de 2.2 millones de habitantes.
Lo más triste, es que en todos estos años, Cali fue gobernada anteponiendo los intereses personales sobre los generales. Entre el sector ‘privado’ y el político se adueñaron de lo público y allí se ha concentró el derrumbe de la ciudad.
Cali no tuvo norte ni un esquema administrativo estructurado y de largo plazo; los funcionarios no estaban preparados, en la mayoría de los casos, y no estuvieron a la altura de sus cargos. Ejemplos hay muchos, y la cifra de 480 procesos activos en contra de funcionarios, son apenas una muestra.
Ejemplos de excesiva inmoralidad administrativa son muchos: Termoemcali, El Rubí y 800 hectáreas en Los Andes – Villacarmelo; BANCALI y Foncolpuertos; Alumbrado público y MEGAPROYECTOS; CDAT, UTARU y parquímetros; MIO, las ESEs, PARQUESOFT y Open Systems; SICALI y POTRERO GRANDE, etc.
Pero el periodo más crítico fue el pasado cuatrienio, entre 2008 y 2011 fuimos gobernados por el Alcalde Jorge Iván Ospina, con un record de inversiones irregulares que sumaron más de $3 billones, entre ellas: SIUR y Siemens, privatización del aseo con Emsirva, las Megaobras, el Estadio Pascual Guerrero, los Guardas Cívicos, Corfecali, el contrato del CDAV, la venta de los ‘Talleres del Municipio’, por mencionar apenas algunas.
En dicha administración el ejercicio de la libertad de opinión fue coartado, la libertad de prensa fue desdibujada como factor de control político; con tantas actuaciones irregulares, la prensa fue vista como un enemigo a los oscuros propósitos del Gobierno.
La administración Ospina, ahora lo sabemos, creó un enorme aparato de propaganda con cerca de 200 comunicadores al servicios de las “verdades” del alcalde.
A eso se sumó una enorme “inversión publicitaria” con la que ‘compraron’ buena prensa en muchos medios de comunicación caleños; de esa forma, se logró vulnerar el Estado social de derecho. Ignoraron que la libertad de información es un derecho crucial de la democracia, pues asegura la libertad individual y consolida el proceso democrático.
Los ‘Derechos del Ciudadano’ —que ya cumplen tres siglos—, se violaron flagrantemente en Cali. Algunas personas fueron perseguidas por sus opiniones y no se les garantizó la libertad de expresarlas y difundirlas.
Mediante cuantiosas inversiones publicitarias en pendones, afiches, volantes, supernumerarios y/o redes sociales, algunos ciudadanos fueron difamados, ridiculizaban o incluso amenazados, todo patrocinado por el silencio cómplice de la Alcaldía y la apatía de muchos medios de comunicación.
Por ejemplo, el exconcejal Claudio Borrero Quijano, fue amenazado y recibió alevoso atentado contra su vida por atreverse a decir la verdad; logró salvar su vida pero su salud quedó afectada. Borrero fue también, uno de los tantos perseguidos por el atropello publicitario oficial.
Como respuesta a ello nace Caliescribe, la única revista independiente en Colombia en temas de ciudad, con un periodismo investigativo y profesional, capaz de analizar, interpretar y estructurar el criterio para cumplir la misión de información sobre el acontecer caleño.
En 52 ediciones, hemos logrado como revista, liderar las noticas de gran parte del acontecer caleño. Dijimos las verdades del MIO, Megaobras, los Ejidos, TERMOEMCALI, Estadio, Potrero Grande, TALLERES DEL MUNICIPIO, Urbanización SANTA ELENA y Guardas Cívicos, principalmente.
Nos enorgullece haber generado opinión, debates e incluso cambios en la ciudad, y nos compromete a seguir trabajando en defensa del interés general y de los caleños. Empezamos con 232 mil lectores, número por si solo que tímidamente nos causa admiración.
Pero también, en medio de la tormenta, recibimos miles de mensajes de apoyo, que nos animan a continuar con la obligación periodística de seguir informando, con altura profesional, con investigación rigurosa y veraz.
Mantenemos la guardia alta, en sintonía con una era de comunicación global y digital y manteniendo la línea de apertura total a todos los ciudadanos caleños, enfocando nuestros esfuerzos en mantener un periodismo independiente y de opinión.
Pero ante todo, nuestro mayor esfuerzo es responder a las necesidades de una ciudad que pide LA VERDAD y la justicia social, sin distintos de ideologías, para transmitir conceptos, experiencias y opiniones, para bien de lo que debe ser una sociedad democrática y pluralista.
En la actualidad, la ciudad está administrada por un gobernante con experiencia, sobre él que hay muchas expectativas y esperanzas. Pero a corto plazo, Rodrigo Guerrero debe recuperar la confianza de los caleños en las instituciones, comunicando a la ciudadanía esa VERDAD con mayúsculas de la debacle de Cali, sin ambages, sin miedos, sin compromisos y rodeos, de manera clara y directa; para así recuperar la ‘institucionalidad’ e iniciar la verdadera transformación de Cali.
Los responsables de este esfuerzo periodístico queremos impulsar desde nuestra línea editorial la necesidad de unir las voluntades alrededor de los propósitos comunes de nuestros conciudadanos y con un criterio cívico en función del desarrollo social, como plataforma necesaria para un cabal impulso económico y generar crecimiento armónico y equilibrado de la ciudad.