El escenario de la guerra se ha trasladado al Valle del Cauca, en el entendido de que la guerrilla de las FARC se asienta y se nutre en Cali y algunos municipios como Florida, Pradera Jamundí, Candelaria, y Buenaventura. Ésta es la razón para que comprendamos que estas montañas del sur del Valle y el norte del Cauca, son un corredor de narcotráfico, armas, guerrilleros, paramilitares y delincuencia común, que envuelve a los dos departamentos desde el Pacífico valle – caucano. A ésto hay que sumarle los problemas históricos con las comunidades indígenas Nasa y Guambiana asentadas en la zona, cuyo problema es de tierra y cultivos ilegales en la zona.
Desde la colonia grandes terratenientes asentados en Popayán y en Cali bajo métodos del poder económico, lograron hacerse como amos, señores y dueños de una tierra que originalmente era indígena. Colombia nunca ha querido arreglar mediante una verdadera ley de tierras el problema del Cauca y de muchos sectores del país. Nuestro estado de derecho ha sido inferior a la realidad territorial del país para resolver el problema de tierra y nos gastamos 20 años en la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial, para que finalmente se sacara una “babosada” de ley en el 2011.
¿Por qué la guerrilla se asienta en ésta zona?
Por la economía del narcotráfico, gracias a las ricas tierras del Cauca para sembrar coca, propicia para construir laboratorios y su composición territorial única por ser corredor hacia el Pacífico. No podemos olvidar que la operación militar que dio con la muerte del número uno de las Farc Alfonso Cano se desarrolló entre las poblaciones de Jámbalo y Toribio, siendo finalmente abatido en Suárez- Cauca, donde la Fuerza Aérea Colombiana bombardeo el campamento de las Farc.
Pero ante todo el mayor problema es la miseria y el atraso en que se vive en esos municipios olvidados del norte del Cauca, que han permitido demostrar que las Farc están más fuerte que nunca. Ejercen un gran monopolio en el país del negocio de la coca, dirigiendo o controlando la siembra y el procesamiento, y de ésta manera logran controlar económicamente una población campesina e indígena, quien vende su producto y con ello obtienen un ingreso, que les da su modo de vida. Adicionalmente gran parte de la población es empleada en los laboratorios de montaña, a quienes explotan laboralmente en periodos 3 y 4 meses, para manufacturar el producto terminado de la cocaína y allí es donde se ejerce una gran influencia en la población.
Qué problema tan grande, él cual fue atacado bajo el liderazgo del Gobierno de los Estados Unidos durante 12 años con el Plan Colombia, mediante la fumigación de cultivos y no dio resultado, pues hay más de 1.100.000 Hectáreas en el país cultivadas en coca. La erradicación manual del gobierno Colombiano por año no alcanzó las 50.000 Hectáreas. Éste es el verdadero problema.
Que equivocado el Presidente Santos mandando un twitter el pasado domingo 15 de Julio, diciendo “Nuestra Fuerza Pública tiene el total control y protege a la población en el Cauca”, luego celebrar un Consejo de Ministros en el Municipio de Toribio, donde no quiso recibir a la población indígena y fue abucheado; todo esto fue el preámbulo de la mayor humillación que hay recibido el ejército colombiano, quienes lloraron por la impotencia a la que fueron sometidos por parte de un grupo de indígenas.
La cancelación de la celebración del 20 de julio en el Departamento del Cauca, fue otra metida de pata del Presidente, pues el mensaje es de debilidad y por ello los gremios, empresarios y fuerzas vivas del Cauca protestaron públicamente ante el primer mandatario
Lo que está pasando en Toribio, Jámbalo, Miranda y otros municipios del norte caucano, exige la unidad vallecaucana y nacional; de tal manera que se comprometan todos los sectores de la sociedad, a encontrarle una respuesta integral a la compleja situación que afronta Colombia. Para ello debemos de rodear a la Fuerza Pública y demandar del gobierno nacional la inversión social necesaria y el liderazgo para superar éste conflicto, cuya única raíz se origina en la pobreza del pueblo colombiano.
El futuro del Cauca, Valle y Colombia depende de cómo se resuelva ésta encrucijada (tierra, narcotráfico, guerrilla y paramilitares), que no tiene otra solución que un gran desarrollo económico en la zona, acompañada de inversión social. Debemos acatar la carta política que le entrega al Estado la autonomía del territorio, por encima de la autonomía relativa que la Constitución del 91 le entregó a los resguardos indígenas. Reiteramos el apoyo al Presidente y a las Fuerzas Armadas, pero deben recuperar el liderazgo en el tema de la seguridad nacional.