Monseñor Darío de Jesús Monsalve desde que llegó a la ciudad como Obispo auxiliar y ahora como Arzobispo de Cali ha venido presentando con respeto y mucha claridad un mensaje cristiano de defensa por la vida, como fiel interprete de la doctrina social de la Iglesia. Esto le ha generado tantos fieles seguidores como críticos. Pero ahora con el Papa Francisco, quien lidera la lucha por los pobres, contra la injusticia y por la vida, su mensaje bíblico tiene un alcance mayor en la orientación evangélica de los Colombianos.
Ahora nos propone una Asamblea Constituyente, para tener una nueva carta constitucional que ordene preservar la soberanía nacional en sectores tan explotados como la minería, pero también una reformulación del modelo económico que nos proyecte como un país productor y no el marcado consumismo que cada día crece.
Ramiro Varela: Usted nos pone a reflexionar cuando dijo que se necesita una Asamblea Constituyente que recupere la soberanía nacional. Cómo es esta gran propuesta para el país…
El país va perdiendo a pasos agigantados la soberanía de la población sobre el territorio que ocupa en varias formas
Darío J. Monsalve: Es una realidad lamentable, el país va perdiendo a pasos agigantados la soberanía de la población sobre el territorio que ocupa en varias formas, uno porque la concesiones mineras que están tramitadas y las que están en trámite, son impresionantes; es decir el mapa de Colombia aún de las tierras más importantes para la Nación como lo son los páramos, fuentes hídricas, aún sitios preciosos para el turismo, el mismo Valle del Cauca. Uno mira los mapas de las concesiones en trámite y uno se queda aterrado, el país arriesga en convertirse en paisaje desolador a futuro con explotaciones mineras, al aire como ya hemos visto los paisajes que quedan después de esto en los diferentes sitios del país con la pérdida de todos esos recursos naturales y además este fenómeno social y de descomposición en torno a la minería, cuando esto ni está acompañado de procesos sociales por parte del Estado. Creo que se ha avanzado mucho en el deterioro entre la relación de la población y territorio que es clave para la Paz, hay muchas poblaciones expulsadas a causa de la minería, desplazadas y más con la minería ilegal que es además violenta.
Y la soberanía alimentaria…
Allí se pierde la soberanía, como se pierde la soberanía alimentaria, cuando el país se pega de un modelo importador y consumista, todo se está importando, productos que son nativos nuestros por hablar del café, yuca, cosas que aquí se producen y podrían producir para mantener esa soberanía alimentaria, nos estamos volviendo un país netamente consumidor, no productor y eso representa mayor desempleo, rebusque, violencia, desintegración de la población, el equilibrio entre exportación e importación no se tiene y los modelos económicos destacados van a volver al país, un país que recibe cuanta cosa barata del extranjero viene que consume y consume, pero los ingresos por dónde le llegan.
Una norma constituyente tiene que garantizar esa soberanía de la Nación y garantizar también todo un sistema jurídico de protección a la vida
¿Cuál es el resultado final de eso? Así podríamos seguir analizando y darnos cuenta que la soberanía no se pierde solo por el litigio con Nicaragua sobre unas áreas marinas, sino que se ha entregado y se sigue entregando a diario. Una norma constituyente tiene que garantizar esa soberanía de la Nación y garantizar también todo un sistema jurídico de protección a la vida humana lo que llamo “biojurídica”, que protege la vida en todos los casos y que protegen la ecología y todas las fuentes de la vida en el territorio. Además una nueva Constitución que ubique al país en el contexto de la economía mundial y de la globalidad, que abra puertas para la reconciliación después de tantas décadas de violencia.
La Constituyente queda cortica, pues las realidades que tiene que afrontar el país y además aquí hay mucha participación del pueblo, no es una Constituyente burocrática, sino que habría que hacerla con la participación popular y creo que es la ocasión para que se dé ese proceso, y que no se tenga miedo de hablar de una nueva Constituyente, porque haya alguien buscando de pronto reponer el articulito de una tercera elección, creo que lo importante es mirar al pueblo y saberlo congregar en torno a su futuro.
Ramiro Varela: Lo que se pide es que la desigualdad social que se vive en Colombia dentro de las más altas del mundo, se corrija . Lo que se pretende con una Asamblea Nacional constituyente es que se mejore ese modelo económico de tanto monopolio y se permita desarrollar un poco más la justicia social para que acerque a la población menos favorecida…
Darío J. Monsalve: Esa va a ser una línea que la iglesia va a comenzar a fortalecer fuertemente con el Papa Francisco, el discurso que le dirigió a los embajadores ante el Vaticano, era propiamente pedirle que se unan los esfuerzos de todos con la iglesia católica para que en el mundo entero se busque una respuesta seria y profunda a los pobres, excluidos y esa sea una bandera que va a asumir la iglesia católica en el mundo. Creo que sin demagogias, pero si con una lectura desde los principios del evangelio y el reino de Dios que apareció en Jesús, la iglesia no debe dejarse llevar al ambiente meramente religiosista, ritualista o bíblico que pretenden hoy los nuevos movimientos religiosos, sino mantener esa línea del reino de Dios que aparece en Jesús que es fundamentalmente social y es espacio abierto a los pobres y a la profecía como denuncia y propuesta del reino de Dios, como sociedades alternativas a las sociedades marcadas por la injusticia.
El cristianismo siguió siempre, pero ahora los nuevos movimientos que se autodenominan cristianos la dejaron para dedicarse a un biblicismo fundamentalista, a los milagros y a las oraciones, eso no es que no tenga un sentido, pero recorta y reduce el evangelio muchas veces a una empresa religiosa.
Claudio Borrero: Este es el idioma nuevo que la iglesia católica en el mundo con el liderazgo en el Papa Francisco, indudablemente va a llevar poco a poco más a los oídos de los fieles, porque la doctrina social de la iglesia católica en sus encíclicas no solamente puede quedar escrita, sino que en la práctica se tiene que llevar, y el liderazgo que está ejerciendo el Papa conduce a este idioma de reflexiones en estos días santos para que el verdadero desarrollo con justicia social se de en nuestros pueblos y creo que en el caso singular de Cali sí que cala bien este idioma para restablecer el equilibrio y equidad en la justicia social.
Darío J. Monsalve: Creo que Cali ha tenido unos ejemplos y los tiene todavía, aquí hay una historia interesante que fue marcada, sellada con el sello de martirio por Isaías Duarte Cancino y que no la podemos dejar pasar inadvertida, ahora el Papa Francisco hace lo que se está señalando es que evangelio y doctrina social de la iglesia son inseparables, porque al salir al encuentro con el pobre es una línea transversal del pan de Dios para la humanidad, no es un plan como cualquier plan de gobierno, el plan de Dios es para retomar la dignidad de aquellos a quienes se les han despojado.
Claudio Borrero: Y no olvidar que en Cali nació, la gran predica cristiana de humanización de Rafael García que nos enseñó a la equidad con manejo de la tierra en una ciudad demasiado feudal que terminó desterrándolo, lo ganó Bogotá e hizo esa gran obra nacional de la vivienda de los pobres.
Volver por el lado de lo humano, humanitario, social, del protagonismo que deben tener las poblaciones y el que hay que darle a los pobres, no con asistencialismo sino con solidaridad
Darío J. Monsalve: El Padre Rafael García es una figura nacional, estuvo por toda la geografía del país y liego centró su misión en Bogotá en la obra Minuto de Dios y es una figura a reinvitarla no quedándonos en lo episódico, sino llegando a lo estructural de su propuesta, experiencia y en eso está la iglesia colombiana aprobando un proceso de estudio de la vida y la obra del Padre Rafael García. Volver por el lado de lo humano, humanitario, social, del protagonismo que deben tener las poblaciones y el que hay que darle a los pobres, no con asistencialismo sino con solidaridad, es lo que en este momento necesita el país para que el modelo de desarrollo no sea solamente en hacer ricos a los más ricos, a los poderosos llenándolos de una prosperidad sin límites y volviendo a miserables a los pobres, y llevándolos a la exclusión más cruel de todos estos sistemas de competencia económico.