*Por Héctor De los Ríos
Vida Nueva
Leamos atentamente el texto de Mateo 5,13-16 de este domingo 5 del tiempo ordinario:
La idea es que las “buenas acciones” son “luz”. Jesús impulsa a su discípulo a un “hacer” buenas acciones. Pero este “hacer” debe partir de la toma de conciencia de su “ser”, de una identidad que sintetiza en la expresión repetida dos veces: “Vosotros sois…. Si no, no hay “luz”.
Jesús echa mano de tres imágenes muy dicientes para el auditorio que está sobre una montaña y tiene ante sus ojos el hermoso paisaje del lago de Galilea.
Las tres imágenes sencillas y cotidianas para este auditorio Galileo son: (1) la Sal (“Vosotros sois la sal de la tierra”); (2) la luz (“Vosotros sois la luz el mundo… No se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín…”); y (3) la ciudad visible en lo alto de una montaña (“No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de una montaña”).
Las imágenes de la luz y de la ciudad están estrechamente conectadas, dándole también un carácter comunitario al símbolo de la luz. Notemos que en la medida en que Jesús va exponiendo y descifrando a sus discípulos este rico lenguaje de imágenes, los oyentes deben reflexionar pausadamente observando y sacando conclusiones a partir de los absurdos:
“Si la sal se desvirtúa… ya no sirve” -“No puede ocultarse una ciudad…” – “No se enciende una lámpara para…”
Al final se expresa con fuerza lo positivo: “Brille vuestra luz, para que vean… y glorifiquen…”. Tenemos entonces cuatro frases sintácticamente distintas que van invitando al discernimiento y a la toma de decisiones responsable del discípulo del Señor.