Por: Julián Velasco Arboleda
Ante la necesidad inminente de preparar un nuevo Plan de Ordenamiento Territorial –POT- y la preocupación de muchos sobre la necesidad de hacer más competitiva y justa la ciudad de Cali, generando más riqueza y empleo, se exponen algunos puntos para orientar su formulación.
Los POTs en Colombia casi siempre se limitan a establecer normas de usos de suelo, sin estrategias unificadoras, que continuamente son violadas. Tal ha sido el caso de Cali. Si se pretende que el nuevo POT sirva para algo más que decorar bibliotecas, será necesario identificar los problemas y plantear soluciones. A continuación se exponen criterios que facilitarían que el nuevo POT de Cali juegue un papel importante en la conformación de espacios urbanos más justos y eficientes.
Objetivos de eficiencia y equidad: Orientación estratégica
El POT debe tener como objetivos la eficiencia económica, la equidad social y la protección ambiental. Por desconocer estos objetivos, muchas ciudades crecen en forma desorganizada e ineficiente, sin buscar el acercamiento entre lugares de trabajo y de vivienda, generando mayores costos de transporte. Por otra parte, las propiedades ociosas deberían estar gravadas con mayores impuestos con el fin de estimular su incorporación a la producción de servicios urbanos.
El POT de Cali estableció detalladas normas urbanas, sin adoptar estrategias que orientaran el desarrollo de la ciudad a mediano y largo plazo. Como consecuencia previsible de una dinámica urbana en rápida evolución. Las normas pronto quedaron obsoletas y el POT dejó de tener relevancia. Son más aplicables, por ser realistas, los planes flexibles adecuados a situaciones cambiantes y a rectificaciones. Se debe enfatizar el enfoque estratégico, a partir de sólidas bases conceptuales, claras orientaciones generales y en la realidad urbano regional. Es necesario identificar alternativas a partir de escenarios probables, posibles y deseables.
Análisis de la economía urbana
Las necesarias proyecciones de crecimiento de población y empleo, cuando existen, suelen tener grandes fallas, tanto en su globalidad, como en su distribución futura en el espacio urbano. Los diagnósticos se limitan muchas veces a describir fenómenos urbanos, sin analizar las relaciones de causalidad entre las variables. Las ciudades son sistemas en los que sus elementos deben estudiarse como parte de un todo. El enfoque tradicional que enfatiza los diagnósticos sectoriales debe reemplazarse por un enfoque integral y sistémico.
La realidad urbana es compleja y debe ser analizada por expertos en los distintos temas relacionados con la economía urbana. El método analítico es de gran utilidad como herramienta principal; mediante encuestas y técnicas econométricas es posible estimar los parámetros que definen el comportamiento de los mercados de vivienda, tierra urbana, servicios públicos, transporte, etc.
Aspectos básicos de la economía urbana que deben tenerse en cuenta son:
• Una ciudad es una “unidad productiva” y compite con otras ciudades, lo mismo que distintas empresas lo hacen entre sí.
• La conectividad entre ciudades a través de una infraestructura eficiente permite una mayor competencia, al ampliar el rango de sustitutos y complementos.
• La razón de ser de la ciudad son las externalidades de aglomeración, que la hacen eficiente y productiva. Por eso, el valor de la tierra urbana es mucho mayor que el de la tierra agrícola, pues su productividad es mucho mayor.
• La estructura de los precios de la tierra en una ciudad está, básicamente, en función de la distancia, medida en tiempos de viaje, principalmente entre el lugar de residencia y el lugar de trabajo y, secundariamente, entre vivienda, educación, compras, etc. Generalmente donde se concentra la mayor parte de los empleos es en la zona central.
• En parte por malas regulaciones y/o inadecuada solución de externalidades, se da el caso de ciudades con zonas céntricas deterioradas. Con buenas normas urbanas, planes de renovación urbana, planes de movilidad adecuados y planes de vivienda, entre otros, se puede corregir ésta situación.
LOS PAPELES DE LOS PROTAGONISTAS
Los Planes de Ordenamiento Territorial suelen tener los alcances que el funcionario de turno quiera darles. Algunos se limitan a describir sueños o castillos en el aire, otros los convierten en un catalogo de necesidades, tipo "carta al Niño Dios". Corresponden más a un listado de deseos que a una realidad sustentada en análisis sólidos de la economía urbana. Los buenos propósitos, por sí solos, no se convierten en buenos POTs. En los procesos de formulación de planes en necesario delimitar claramente los papeles de sus protagonistas así:
• Los políticos y/o los representantes de la comunidad deben definir los objetivos sociales y el tipo de ciudad donde queremos vivir. No se debe seguir desconociendo a las comunidades en lo que la ley llama la “participación democrática”.
• Los técnicos deben analizar la realidad estableciendo relaciones de causalidad en los fenómenos urbanos y jerarquizar las alternativas factibles según sus niveles de eficiencia y equidad. Debe igualmente abrírsele un espacio de participación ciudadana a los técnicos de la ciudad.
• Los planificadores tienen la responsabilidad de formular los planes a partir de realidades socioeconómicas y buscar alcanzar unos objetivos sociales determinados. Estos por supuesto deben tener unos canales de comunicación expedita con los niveles de preparación del POT.
El proceso de planificación involucra tanto el trabajo de técnicos como la participación de los políticos, de las comunidades y de los empresarios particulares. Por esa razón se suele confundir el rol de cada uno de los protagonistas y muchas veces se atribuye a los técnicos funciones de decisión que son del resorte en la administración pública y en otras ocasiones, el sector público lleva a cabo estudios técnicos mejor hechos por técnicos especialistas en economía urbana.