Por: Hugo Salazar Jaramillo
Algunos no encontraran ninguna relación entre estas dos frases:
"Hoy nos preocupamos porque hay inundaciones y mañana porque se vendrá un fuerte verano."
"¿Cuándo gasto más de lo que gano, qué problemas voy a tener luego?"
Pero lo que se nos está preguntando es: ¿Fue usted preventivo?¿Fue precavido?¿Planificó sus deseos y la realización de sus sueños o fue iluso y descartó los avisos de alerta?¿Observó y evaluó bien el panorama? ¿tuvo los pies en la tierra? Creo que así, nos vamos entendiendo.
El Ministerio del Ambiente, felizmente creado a raíz de la Ley 99 de 1993, fue destrozado en sus objetivos al ser unido con el ministerio de la vivienda y desarrollo territorial en el 2002.
Crear vivienda para miles de destechados es una prioridad; pero olvidarse de la preservación del medioambiente, del control de cualquier tipo de contaminación: de tener aguas crudas sanas y seguras para poderlas potabilizar; de evitar ruidos enfermizos; de tener vías de acceso adecuadas; de tener y gozar de espacios públicos; de preservar fauna y flora; son todas cosas que deben de ser estudiadas en una autorización de afectación de un territorio y lógicamente en su licencia ambiental.
Los dos ministerios parecerían actuar bajo logicas distintas y al final prevalece la del ministerio de vivienda y desarrollo cuya prioridad es sacar la máxima rentabilidad al suelo y construir todo centímetro disponible. Esta lógica no hace más que crear guetos, comprimir espacios, arrinconar a los vecinos y hacinar a los ciudadanos. La solución de vivienda no trae escuelas, ni parques públicos; menos recreación o deportes. Al ver las condiciones de vida que producen estos entornos se entiende que el sofoco social de paso a la violencia y la acción criminal.
Por otro lado, se permite cultivar indiscriminadamente hasta las orillas de las fuentes hidricas, en zonas de protección y reserva forestal y esto se acepta sin miramientos. Lo mismo ocurre con la explotación minera y en la que no importa tumbar selva, monte, reservas, páramos, etc. Se dice que enriquecerá al país, pero no dicen a cual ni a quien, porque los poquísimos que trabajan en esas actividades arriesgando sus vidas, no reciben ni el 1% de lo que extraen.
Seguimos observando lo que en el mundo entero se observa: la pobreza y la indigencia aumentan paulatinamente desde hace 40 años, mientras lo que disminuye proporcionalmente es el número de personas más ricas. Esa riqueza toma niveles cada vez más altos y más lejanos del común de los mortales. No hay equilibrio, no hay redistribución, la brecha se agranda, la hambruna aumenta, el poder adquisitivo se disminuye, la violencia crece.
Si bien hay muchos factores interviniendo, el fundamental es la calidad de vida del planeta y la protección de la tierra y todo lo que nos da. No debe permitirse que la avaricia haga su agosto y el estado debe de tener como prioridad, el ordenamiento ambiental del territorio. Eso, debe de ser una regla de oro inviolable y altamente sancionable. Además, Colombia tiene tácitamente un compromiso con el mundo y una responsabilidad social empresarial, para preservar ambientalmente la riqueza de su territorio.
El renacimiento del nuevo Ministerio del Ambiente en Colombia, y el reordenamiento de las Corporaciones Autónomas Regionales, debe venir con todas estas nuevas reglas; pues si bien sus locomotoras son la vivienda, la agricultura, la infraestructura, la minería y la innovación, ellas deben y pueden complementarse y avanzar sin pretermitir* la normatividad ambiental nacional y mundial. Además se debe buscar que las licencias ambientales se tramiten correctamente y sean verdaderas herramientas de preservación de la biodiversidad. La meta es la convivencia de la responsabilidad ambiental con el desarrollo racional de este país y de ese programa de gobierno señalado en esas locomotoras.
No esperemos a que en pocos años estemos dándonos golpes de pecho porque no se hicieron las cosas que debieron hacerse. No tendremos forma de recuperar en el corto plazo el daño ambiental y humano que les tocará vivir a nuestros hijos y descendientes.
“La tierra nos la prestaron para nuestros hijos, usted debe de ayudar a entregárselas en mejores condiciones; actúe”.
Cali, Mayo 10 de 2011.
*Pretermitir: Dejar a un lado, omitir.