Por: Ramiro Varela, Jaime Salazar
A finales de los 60, Cali no era una ciudad, era apenas un pueblo grande de unos 700mil habitantes, creciendo a la par de su naciente industria. La ciudad era casi desconocida en el escenario internacional. Los juegos Panamericanos del 71 cambiaron todo.La sultana se transformó, se expandió, se llenó de obreros y dio un salto al futuro que cambió la forma de vernos y de sentirnos caleños.
En pocos años, la ‘fiebre’ deportiva atrajo unos 400 mil migrantes que cambiaron la historia del Valle. Desde las provincias, y del interior, llegaban gentes atraídas por las obras que se hacían en la ciudad. Muchos pueden decir, sin asomo de duda, que son hijos de los Juegos. Suena increíble aún que algunos caleños desconozcan el capítulo más glorioso de la historia deportiva de la ciudad.
Por eso, al cumplirse los 40 años de este evento continental, el más importante realizado hasta la fecha en el país, iniciamos en Caliescribe una serie de entregas tendientes a recordar tan importante efemérides.
El sueño de un hombre
En 1964, Alberto Galindo Herrera leyó, en las crónicas de la época, cómo los juegos Olímpicos habían remodelado a Tokio: de ‘ciudad de cartón’ pasó a ser una urbe de cemento. Cali, que afrontaba por esos días variados problemas sociales y económicos, necesitaba, a la par, experimentar un renacimiento. Fue así como Galindo tuvo la genial y atrevida idea de pensar a Cali acogiendo unos Juegos Panamericanos. ¿Por qué no? Ya había sido precursora en 1928 de los 1° juegos Nacionales. Él tenía la costumbre de pensar en grande.
Desde 1950 Galindo presidía la Junta de deportes del Valle del Cauca, su primer logro fue ser reconocida por el COI (Comité Olímpico Internacional) como una de las 7 organizaciones nacionales con Categoría Olímpica. Gracias al tesón de Galindo, en 1954 el Valle conquistó la sede de las 7° justas Nacionales y, de paso, se alzó con el título de campeón Nacional. Tras ese logro, fueron necesarios tres años para anudar fuerzas con la institucionalidad vallecaucana y lograr lo que parecía imposible: conseguir que el COI designara a Cali como sede Panamericana. Galindo empezó obteniendo el aval de la Junta Departamental de Deportes, quien a su vez llevó la propuesta al gobernador, Humberto Gonzales.
Por esos días, el mandatario se había comprometido a construir la 1ª Casa del Deporte en Colombia, que sería la sede del Comité pro-sede y de la junta precedida por Galindo. Con esta experiencia dirigió los campeonatos suramericanos de natación y atletismo, en donde el Valle del Cauca, Cali y Colombia, obtuvieron reconocimientos trasnacionales.
Con el apoyo de la vallecaucanidad, encabezada por el gobernador, el alcalde de Cali, Altemo Mejía y la Unidad de Acción Vallecaucana, se instala la oficina de Alberto Galindo, que hizo historia en el deporte colombiano.
El 25 de enero de 1965, Galindo le expone el proyecto al COI y le solicita apoyo; el COI responde recomendando hacer lobby con los comités olímpicos de la región y con el presidente de la ODEPA (organización deportiva Panamericana) Gral. José de Jesús Larck flores.
Paralelamente, los dirigentes vallunos consiguen el respaldo del presidente la república, Guillermo León Valencia, con lo que se conforma el 1er Comité pro-sede de los 6° juegos Panamericanos, respaldado por el COC (Comité Olímpico Colombiano), la asamblea del Valle y el Concejo Municipal.
Cali sale al mundo
La ciudad empezó a tocar las puertas del vecindario. Primero, se logró el apoyo del presidente de la ODEA y del Comité Olímpico Mexicano, que estaba a cargo de los Juegos Olímpicos de México 68. En noviembre de 1965, Galindo y el alcalde Artemo Franco Mejía asisten a la Asamblea de los Juegos Bolivarianos de Quito, consiguiendo el respaldo de 5 representantes. En San Juan de Puerto Rico, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1966, igualmente se consiguen aliados. De esta manera, los dirigentes vallecaucanos iniciaron un periplo hacia los países del área panamericana, comprometidos en su decisión de apoyar la sede de Cali.
En ese entonces se hablaba de un comité de alto nivel, conformado por el gobernador, el Alcalde, el presidente de la Asamblea y otros dirigentes de la región. El 2° comité Pro-sede fue constituido legalmente en noviembre de 1966, con Manuel Carvajal Sinisterra, presidente honorario; Alberto Galindo Herrera, presidente ejecutivo, Joaquín Lozada, presidente; Guillermo Quintero Quintana, vicepresidente; Joaquín Edgar Navia, secretario general y Jaime Aparicio como tesorero.
En medio de la carrera, un gran tropiezo
El 31 de diciembre de 1966, ante la sorpresa de todos, muere el dirigente deportivo Alberto Galindo, quien llevaba la posta cercana a la meta. La comunidad caleña decide seguir adelante un proceso que parecía la llama de su propia vida, y se nombra a Enrique Ortiga Sanclemente como el continuador del legado.
Su primera gestión fue sumar al ‘equipo’ al nuevo presidente, Carlos Lleras Restrepo, quien autoriza al COC solicitar oficialmente, en nombre de la nación, la sede de los juegos Panamericanos para Cali.
Enfrentados a las grandes urbes de américa
Ante el desafío, y como se fueren sumado otras ciudades como candidatas, el comité pro-sede editó el libro “Cali, ciudad de América” encargado al célebre periodista Alfonso Bonilla Aragón. Fue coordinado por María Teresa Holguín, diseñado e impreso en Carvajal de Cali, con el apoyo de Propal. Se realizó entonces un cortometraje dirigido por Juan B. Ocampo, y coordinado por el mismo Bonilla Aragón, resaltando las obras deportivas en la ciudad y las ventajas de la región.
Se sabía que la lucha por la sede sería muy cerrada, pues el rival directo a vencer era Santiago de Chile, quien tenía la ventaja de ser capital y de participar por 3ª vez como candidata. La gran ciudad chilena, sin embargo, tenía la desventaja de quedar muy al sur, lejos de la cuenca Caribe. Se acercaba el día de la elección, cuando todos los delegados estarían reunidos. Se acordó que el ministro de educación Daniel Arango, acaso por su experiencia parlamentaria, hiciera el discurso principal.
El día decisivo: La cumbre
El 20 de julio de 1967, la avanzada colombiana, precedida por el embajador Carlos Villamil Chaux, arribó a Winnipeg, Canadá.La exposición arrancó con el presidente del COC, Mario García y García, quien presentó la propuesta y enfatizó lo comprometido que estaba el gobierno nacional. Lo secundó entonces el ministro Arango.
Sus palabras fueron definitivas, se sustentaron en la necesidad de construir una serie de obras y de obtener recursos para el desarrollo urbano, para una ciudadanía que lo necesitaba urgente, por haber salido de la violencia.
Arango hizo una intervención contundente, la cual fue muy aplaudida. El dirigente vallecaucano Jorge Herrera, en nombre del Alcalde de Cali, intervino sobre la organización, el diagnóstico de los escenarios deportivos y el compromiso de todos los estamentos políticos por concluir los faltantes. Siguió Chile, quien anunció que estaba todo preparado y que lo podía hacer en 30 días, y recordó que llevaban 3 oportunidades pidiendo la sede. Estados Unidos cerró las intervenciones, con una sola frase impactó a los asistentes: “Ofrecemos todo”. Se comprometió en pagar los gastos de transporte, alojamiento y alimentación de todas las delegaciones hasta San Luis, Missouri.
La votación final
Cali obtuvo 12 votos, Santiago de Chile alcanzó los 11 y San Luis sólo 6. El presidente general de la ODEPA, Gral. José J. Clark, una vez recibido el informe de los escrutadores, anunció la escogencia de nuestra ciudad. Allí se inicia una fiesta en Winnipeg, y una gran fiesta en las calles de Cali, que, como ya habíamos dicho, en ese entonces era un pueblo grande.
Santiago de Cali, en los años 70
La ciudad tenía entonces 1’100.000 habitantes, con muy pocos raizales. En ese entones se le llamaba “capital de la alegría” gracias al clima de eterna primavera y la belleza indecible de sus mujeres. Su pasión por el deporte fue definida en ese entonces como: “Cali es la ciudad más deportiva del Mundo”. Tenía tan solo 4 universidades, la del Valle, la Santiago, la San Buenaventura y la Autónoma.
Valle del Cauca, ‘71
Era uno de los 22 departamentos que existían en Colombia, y se le denominaba como un departamento de ciudades, tenía 2’2 millones de habitantes. En el campo cultural, además de las 4 universidades de Cali, contaba con la Universidad Nacional de Palmira.
El departamento del Valle está a la vanguardia del país, en todos los órdenes, gracias a su economía variadísima, a su envidiable posición geográfica, a su tierra, gentes y lo cosmopolita de sus ciudades.
Colombia, hace 40 años
Tenía 22 millones de habitantes, en donde la proporción de población urbana era igual a la rural, con variedad de climas, suelos y alturas, lo que la ha proyectado con una economía diversa. Tenía en el café suave el mayor producto exportable y productos estrellas como el azúcar, el banano, el algodón y el arroz. Iniciaba la extracción del petróleo y la de minerales preciosos, así como la exportación de vacunos. Tenía en las manufacturas uno de los sectores más dinámicos y con un proceso industrial en todos sus órdenes que le permitieron auto-abastecerse por varias décadas.
(Continuará con los 4 años de organización para la inauguración de los 6° juegos Panamericanos, el 30 de Julio de 1971).