Por: Ing. Lisandro Franky F.
Master in Computer information Systems – Six Sigma Cinturon Negro
University of Miami
En los años 80 comenzó una gran revolución tecnológica que cambio el mundo, fue entonces cuando se inició la masificación de los computadores personales. Tener un computador en la empresa, o aún más en casa, ya era algo trascendental. Aquel aparato que había sido originalmente destinado a las grandes corporaciones empezó a ser “personal” y a multiplicarse exponencialmente su acceso a él.
Esto trajo consigo grandes ventajas. Pero aun así, era un aparato completamente aislado – en alguna esquina de la oficina – a veces empolvándose por temor a su uso y limitado en cualquier caso a usar dos o tres aplicaciones sencillas que había disponibles.
Años después, comenzando el siglo XXI, empieza a multiplicarse de manera asombrosa el acceso al internet. Ese computador aislado, independiente, que estaba en algún rincón, empieza a cobrar nueva vida y a comunicarse con el mundo, y por lo tanto genera una nueva era en la computación y las telecomunicaciones que cambia la forma como hacemos los negocios y redefine el alcance y valor de la información.
Durante esta la última década hemos visto día a día como se impuso el internet en todas las esferas de la vida contemporánea y como la tecnología continúa creciendo con asombrosa versatilidad. Ello nos llevó a el mundo del world wide web (www) y a la invasión de los teléfonos celulares inteligentes (smart phones), y ahora las tabletas (como el iPad).
Pero se avecina una nueva revolución aún más grande, que una vez más cambiará los principios y la forma como usamos la tecnología. Esta vez nos vamos a flotar en las nubes. La computación del futuro está literalmente en las nubes.
La fusión de la tecnología entre poderosos equipos y redes de transmisión aún más poderosas permite que podamos tener acceso a otros computadores y otras redes vía internet, prácticamente desde cualquier lugar del mundo.
Gracias a eso – la información e incluso el trabajo de procesamiento – no necesariamente lo tenemos que hacerlo localmente, sino al contrario, en la distancia en equipos que están en la nube.
La nube es ese sitio indefinible – que parece estar en el cielo – como las demás nubes – i
ntegrado por millones de equipos que hacen parte del internet o de redes especializadas que soportan aplicaciones especiales y prestan servicios a través del internet, sin necesidad de tener o instalar exigentes programas en el computador, o tener los archivos con la información a la mano.
Ese folder local, que antes estaba en nuestro disco duro guardando nuestros documentos y que solo podíamos entrar a él si estábamos frente al computador, ahora puede estar en la nube, en ese “disco” inconmensurable al que además tenemos acceso desde cualquier lugar vía el internet, incluyendo por supuesto, los teléfonos celulares y las tabletas.
Ahora que la información y los programas los podemos tener en la nube, y podemos adquirir los mejores servicios disponibles en la nube, sin tener que invertir en costosa infraestructura tecnológica, podemos tener más libertad y recursos para usar mejor la información, y de manera más oportuna. Esto nos llevará a una integración del teléfono celular y las tabletas que empiece a reemplazar los computadores de escritorio, y en muchos casos los portátiles.
Es un tema verdaderamente emocionante pero naturalmente tiene aún sus riesgos. El primero de ellos es la seguridad. Muchos aun no estamos cómodos de colocar nuestra información en lugares externos a nuestro control, dependiendo de otros. Pero lo cierto es que los que venden estos servicios, también saben de nuestra preocupación, y por eso como expertos serán ellos quienes nos ofrezcan alternativas de esquemas de seguridad más confiables.
Allí es donde tendremos que encontrar la mejor mezcla para nuestras necesidades. Las nubes serán de tres clases: públicas, privadas, e hibridas. Dependiendo del negocio y la sensibilidad de la información se encontrara la combinación ideal de servicios para aprovechar las ventajas de la nube pero a su vez establecer niveles de seguridad más exigentes.
Muchas empresas pequeñas, e individuos, podremos usar a través de la nube los mejores servicios disponibles para las áreas de nuestro interés, sin necesidad de comprar equipos, contratar desarrollos, dedicar recursos, y dinero. En tiendas virtuales podemos seleccionar como queremos comunicarnos y que nuevos servicios y recursos queremos utilizar. Y lo mejor es que podemos crecer gradualmente según las necesidades y con la flexibilidad de cambiar a mejores opciones si se requieren.
La computación en la nube es sin duda el futuro. Cada día esta tecnología conquista más y más adeptos en diferentes industrias. La clave del éxito para usarla radica en una planeación adecuada y una estrategia seria para la migración. Hay que tener presente que aun la nube se encuentre en su etapa de infancia en muchos lugares, como sucedió con la propagación de internet una década atrás, así que las ventajas que están hoy en un lugar del mundo se propagaran solo gradualmente por todas las nubes hasta tener un nuevo cielo cibernético de sorprendentes aplicaciones y movilidad.