Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.
El populismo de nuestro tiempo al igual que en el pasado hace parte de amplios movimientos y partidos políticos inspirados en diferentes concepciones ideológicas entre las cuales surgen conceptos como los de democracia, libertad e igualdad, socialismo, etc., en su lucha contra la explotación económica del trabajo, la discriminación social y la exclusión política del pueblo o de determinadas clases o grupos sociales, frente a la incapacidad de los gobiernos para resolver los problemas que afrontan la sociedad y el Estado.
Su irrupción en la vida social de varios países de Europa y de América Latina se encuentra relacionada en la actualidad con la crisis general del sistema capitalista, la cual a su vez está determinada por una serie de factores socio económicos, socio políticos y culturales característicos del mundo globalizado.
En el marco de las condiciones del régimen capitalista los populistas tienden en muchos casos a convalidar las políticas económicas y sociales del régimen una vez logran afianzarse en el poder del Estado, en tanto que en otras ocasiones no se someten a la hegemonía de las clases dominantes ya que por el contrario buscan la forma de desmontar las políticas de los gobiernos liberales que han sido derrotadas con base en la lucha política por el poder.

Al respecto existen varios ejemplos en América Latina con los gobiernos de Lulla da Silva en el Brasil y de la ex presidenta Cristina Fernández de Kischner en Argentina, los cuales lograron realizar un conjunto de reformas políticas y sociales en favor de los sectores mas vulnerables de la sociedad, sin que se modificaran las bases mismas del sistema capitalista. En este momento el dirigente López Obrador candidato a ocupar la presidencia de México, es calificado de populista por oponerse a las políticas neoliberales y de ser un hombre pragmático en el tratamiento de los problemas de la población, que de ganar las próximas elecciones presidenciales no despertará mayores desconfianzas respecto del manejo y funcionamiento de la política económica de libre mercado. Mientras tanto en el panorama político del Brasil existe la posibilidad de que el poder del Estado pase a manos del populista de extrema derecha Jair Balsonaro, quien ocupa un lugar destacado en las encuestas de opinión.
Para algunos politólogos, con el acceso al poder de ciertos dirigentes populistas no se alterará sustancialmente la continuidad del régimen económico y político de los países latinoamericanos a propósito de la realización de elecciones en Brasil, México, Colombia, Paraguay, Costa Rica. Desde luego que la situación de cada país es diferente y de todas maneras habrá que examinar con más detalle el curso que tomarán las acciones de las denominadas clases medias y populares que en la actualidad han perdido la confianza en sus gobernantes que aspiran representarlas en el poder apoyándose en una base social y política cada vez mas precaria, con lo cual se pone en tela de juicio su propia “legitimidad democrática”.
Para los líderes populistas la voluntad del gobernante debe identificarse con la voluntad del pueblo e interpretar sus intereses y necesidades independientemente de los antagonismos de clase que se expresan en la sociedad. En términos generales los populistas utilizan las reformas para introducir algunos cambios en el orden económico, político y social casi siempre relacionadas con aspectos que tienen que ver con los impuestos, el asistencialismo y la puesta en marcha de ciertas reformas del aparato estatal y de la necesidad de ampliar la participación de los ciudadanos en la vida de la sociedad. Dichas reformas constituyen un medio de atenuar o amortiguar las contradicciones sociales sin erradicar las causas de los fenómenos que las generan, aplazándose de esta manera la solución real de los problemas concretos de la sociedad.
Esto desde luego no significa en modo alguno que las reformas deben ser descartadas de plano sin entrar a considerar aquellos aspectos positivos relacionados con las conquistas y reivindicaciones de los trabajadores y de las masas populares en su conjunto, especialmente si se trata de que con su implementación sea posible que las fuerzas políticas y sociales de carácter democrático y progresista avancen hacia el progreso, la paz y la ampliación de la democracia y del bienestar general. En este sentido la reforma constituye un subproducto de la lucha política y social sin pretender convertirlas en un fin en sí mismas, tratando con ello de apartar al pueblo del cumplimiento de sus tareas cardinales en la lucha por un verdadero cambio social.

Los populistas que militan en la derecha defienden la idea de que el pueblo en general demanda de quién lo oriente y dirija debido a su apatía, conformismo y pasividad frente al desarrollo y progreso de la sociedad, visión esta contraria a la realidad, a pesar de que este es objeto de toda clase de manipulaciones y además es tratado como “masa disponible” desde el punto de vista electoral. El hecho real es que el pueblo siempre ha sido en última instancia el garante de los cambios y la conservación de los valores de la civilización en peligro de ser arrasados por la vorágine de la violencia y del terror y como creador de nuevas formas políticas y sociales que han permitido la continuidad y la supervivencia de los seres humanos.
El populismo de derecha reviste diversas formas y expresiones y aparece muy ligado a determinados grupos sociales afectos al fascismo, el racismo, la xenofobia y su presencia creciente en la actualidad se ha convertido en una amenaza y un peligro no solo para la convivencia social sino para la ampliación y desarrollo de la democracia, en tanto que se vale en muchos casos de la violencia como instrumento de lucha para defender sus reivindicaciones y objetivos políticos y sociales.
Los sectores sociales partidarios del populismo liberal, socialdemócrata y de la izquierda radical que incluso han logrado acceder al poder del Estado, argumentan que el progreso y el futuro de la sociedad dependerá en fin de cuentas del modelo que se adopte para gobernarla, el cual recoge los aspectos esenciales del régimen capitalista con algunas modificaciones producto de la lucha social de los trabajadores y del pueblo en general, que como se sabe no afecta su estructura económica, material, sobre la cual se sustenta la política social de los Estados capitalistas.
El camino a seguir para el cambio social pasa necesariamente por la revolución social que implica la toma del poder por las fuerzas revolucionarias constituidas por los trabajadores de todas las ramas de la producción y de la economía de los servicios, de la ciudad y del campo y por todas aquellas clases y grupos sociales que se enfrentan al gran capital financiero nacional e internacional predominante en la sociedad capitalista globalizada. Para tal efecto será necesario tener en cuenta no solo el conocimiento de la realidad social sino la experiencia vivida por otros pueblos en su lucha por alcanzar los objetivos y metas dirigidas a la construcción de una sociedad mas justa y equitativa, conjuntamente con el respeto de los derechos humanos, la ampliación de la democracia, la consolidación de la paz, el progreso y el bienestar general para todos los miembros de la comunidad.
Veeduría Ciudadana por La Democracia y La Convivencia Social
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