Editorial
Hemos dado una batalla grande, demostrando los problemas fiscales del municipio, en la aprobación del presupuesto del año 2019, frente a la administración municipal y al Concejo de Cali, los organismos de control municipal, pero hay que reconocer no hemos podido con la mermelada. Ahora además de acelerar investigaciones fiscales, disciplinarias y penales, e instaurar una nuevas, nos queda la oportunidad de desarrollar el cambio con un candidato, que represente unas políticas diferentes a lo que han sido los gobiernos de Maurice Armitage, Jorge Iván Ospina, Rodrigo Guerrero y Apolinar Salcedo.
Que el Concejo Municipal y el Alcalde no entiendan la gran crisis económica y de viabilidad fiscal en sus principales proyectos, genera un dolor grande. Ya no hay manera que él cambio se de, se fue así y lo único es que buscaremos la separación de su cargo, por la vía legal ante el incumplimiento de las normas legales.
Pero ante todo lo que se necesita es que usted ciudadano entienda que el municipio de Cali es inviable técnica, económica, financiera, social y ambientalmente, y por lo tanto proyecte un cambio en la orientación de los destinos del CAM. escoja bien….
Ya no es un tema de aprendizaje de Armitage, ni de sus inexpertos funcionarios, se trata que se vayan rápido de los despachos oficiales.
Se requiere un Alcalde que enfrente el caos de la municipalidad, que le diga la verdad a la ciudad. Este gobierno y el actual Concejo no reconocieron las grandes dificultades que existen.
Necesitamos un primer mandatario que una a la ciudad, que haga corte de cuentas, que funcione el espejo retrovisor, para que pueda reorientar la ciudad. El ejemplo del gobierno Duque demuestra que si no se analiza el estado del municipio, esa carga la toma el Alcalde en ejercicio. Así él, asumió la problemática de Santos, y se quedó con el pecado y sin el género.
Un nuevo Alcalde que empiece a organizar la casa, que sea elegido para orientar bien la dirección municipal.
El pre rrequisito es que pueda proponer un proyecto de ciudad, que contenga un Plan de Desarrollo que pueda cumplirse, pero que sea de largo plazo y un Plan de Gobierno que pueda cumplir. Los problemas estructurales se pueden resolver, MIO, Megaobras, agua, Jarillón, renovación urbana, etc., de tal manera que se busque la sostenibilidad.
Olvidémonos de crisis de Gabinete, a trabajar frente a las comunidades para que la gente se concientice que el cambio debe venir.
La seguridad es un problema mayúscula y allí la importancia de unir la seguridad, con la militarización de Cali durante un año y salir de este problema.
Eliminar esa nómina paralela de más de 10.000 contratos inviables, de gestores, funcionarios de carrera como contratistas, pandilleros y amigos del gobierno, con sueldo oficial de los dineros públicos.
La ciudad tiene un grave problema territorial, con las invasiones en el perímetro urbano y por ello ustedes pueden observar el volumen de jeeps que circulan por qué no hay un plan de vivienda en la ciudad, que debe arrancar con la densificación en el área urbana y especialmente en los espacios libres.
Lo más grave es la calidad educativa. Si nosotros no entramos en la educación digital, seguiremos entregándole educación a los pobres (estratos 1, 2 y 3) 300 mil jóvenes niños y niñas, sin calidad educativa, pues las escuelas públicas no la dan. A motivar los directivos docentes para que puedan enseñar con calidad. El punto de partida es vivienda digna, para los maestros de la ciudad. Eso se puede, como se hizo hace 25 años con programas de viviendas para los servidores públicos municipales.
La ciudad lo puede desarrollar todo en deporte, cultura y tecnología, siempre y cuando se tenga una visión moderna y poderlo ejecutar en el corto plazo.
La solución desafortunadamente de Cali, está en el próximo Concejo y en el próximo Alcalde, pero como queda un año, conviene que el cambio comience ya, por la via disciplinaria, con la destitución del alcalde