Efraim del Campo Parra
Politólogo con maestría en Política (Sheffield, UK), y ciencias políticas y relaciones internacionales (Ginebra, Suiza). He sido consultor en programas de desarrollo económico sostenible para la Organización internacional de Trabajo (Suiza) y la Cámara de Comercio Hispanoamericana de Carolina del Norte. Especialista en desarrollo sostenible y política pública.
Viendo las diferentes propagandas políticas en Cali, me ha llamado la atención que varios candidatos apelan al dogmatismo político que se vive actualmente en la arena política del país. En principio la ideología, cercanía con líderes políticos y hasta tradición familiar en la vida política local son elementos que le brindan a uno una idea general de la línea o posición política dentro de la cual el candidato propondrá, defenderá y ejecutará los proyectos para la ciudad.
En épocas de radicalismos y extremismos, es bueno hacer un análisis del impacto que pueden tener este tipo de comportamientos y pensamientos para la ciudad. Primero, los radicalismos tienden a desconocer y anular el pensamiento diferente, imponiendo formas de ver, sentir y vivir a través de políticas unilaterales y homogeneizadoras que por lo general producen descontento, tienen un impacto negativo en la sociedad, o peor aún desconocen y marginalizan sectores de la ciudad. En general, las economías y sociedades prosperas han logrado su nivel de calidad de vida a partir de la diversidad de pensamiento, el cual permite construir un proyecto de ciudad en la cual todos se sienten identificados y comprometidos.

Cali es una ciudad heterogénea debido a la constante inmigración proveniente del pacifico colombiano. En este sentido, es importante que nuestros próximos concejales y alcalde entiendan que es necesario crear un proyecto de ciudad no solo en términos de infraestructura sino también de identidad. Como lo señalado anteriormente en mis columnas, uno de los retos de la próxima administración de Cali es desarrollar un nuevo discurso de la caleñidad, en donde todas las personas, sin distinción de raza, ingreso o pensamiento político se sienta identificado con esta ciudad. Para esto, es necesario que nuestros líderes se despojen de los radicalismos y odios políticos –que son coyunturales- para que de verdad construyamos una identidad y sentido de pertenencia a Cali. Solo de esta manera todos nuestros esfuerzos y anhelos se verán materializados en proyectos de gran impacto y reflejados en nuestro orgullo hacia la ciudad.
Segundo, los radicalismos o fanatismos tienden a crear sujetos “apolíticos” que analizan los hechos con un marcado sesgo que les impide ver en contexto las principales problemáticas que vive la ciudad. El fanatismo de estos sujetos representa un peligro para la institucionalidad ya que tiende a elegir políticos que desconocen la estructura y autoridad institucional, limitando la planificación y ejecución de proyectos vitales para la ciudad. En general, el fanatismo de estos sujetos “apolíticos” permite a líderes políticos reformar la estructura institucional acorde a sus intereses políticos y personales. De ahí que no sea extraño escuchar por estos días a varios candidatos hablar sobre la necesidad de reformar o crear instituciones locales con el fin de “mejorar o articular” políticas y recursos.
Vale la pena decir que la intención de esta columna no es tildar o señalar determinados comportamientos como incorrectos, por el contrario, esta columna pretende hacer un llamado a los caleños para que elijamos a nuestros políticos con pensamiento crítico. No hay candidato, pensamiento político o propuesta perfecta, pero es el deber nuestro analizar con cautela las ideas de cada candidato -incluso los de nuestra preferencia- para saber qué propuesta es la más conveniente para lo que queremos nosotros como ciudad. No necesariamente “el de Uribe” o “el de Petro” o “el de Fajardo” ofrecen las mejores propuestas o tienen la mejor preparación para solucionar los problemas que a diario nos aquejan. En este sentido, hago un llamado a los lectores a que se tomen el tiempo de leer quien es quien, que ha hecho, donde ha estudiado, y que propuestas tiene para la ciudad. Solo así podremos ver que esta ciudad progrese.