Nicolás Ramos G
Ingeniero Civil , ex gerente de Emcali y ex Presidente de la SMP

La invención del transistor reemplazó los tubos de vacío, que los mayores conocimos en los antiguos y grandes radios y luego en los televisores con su gran tubo de rayos catódicos e igual en los grandes computadores. Nadie soñó hace 60 años con televisores y computadores planos y menos que la telefonía sería inalámbrica y personal. Igual nadie pensó en internet, ni cuando transmitieron por radio entre Nueva York y Londres la imagen del Ratón Mickey. Cuando estos aparatos dejaban de funcionar, se miraba su interior y los tubos, parecidos a bombillos incandescentes, que, si no estaban encendidos, era necesario cambiarlos.
El transistor dio origen a la miniaturización de radios, televisores, computadores, teléfonos celulares y muchos dispositivos eléctricos que sería largo enumerar. Los teléfonos celulares con celeridad remplazan los teléfonos fijos. Igual facilitan la comunicación inmediata a nivel nacional e internacional e hicieron desaparecer las telefonistas, reemplazadas por máquinas, que incansablemente reiteran, que su llamada es muy importante, que espere, casi eternamente, para que la máquina le conteste, que siga marcando números, para con paciencia, mientras se escucha la vocación de servicio de la empresa, se logra que un humano le informe lo que solicita, cuando se tiene suerte.
Esta miniaturización está dando origen a los sensores biomiméticos, que día a día tienen un mayor uso y potencial en la medicina, bien como sensores cutáneos o los que se pueden ingerir en forma poco invasiva y continua para avanzar en el conocimiento del comportamiento del cuerpo humano y entender la salud y la enfermedad.

Esto es un avance y no como antes que se conocía la enfermedad y poco de los órganos del cuerpo humano. Se viene avanzando en nuevos materiales y dispositivos eléctricos de interacción cerebral, no solo para conocer su funcionamiento, con sus millones de neuronas y axionas, sino para tratar enfermedades neurológicas. Es decir, la ingeniería, que comenzó con las máquinas de vapor y la energía eléctrica, los rayos x, la resonancia magnética, aporta cada día más dispositivos que permiten conocer mejor el funcionamiento del cuerpo sano y sus enfermedades.
Pronto estarán en el mercado los microbioelectrónicos ingeribles para el seguimiento y diagnóstico de enfermedades. Igual se pronostica que los nuevos algoritmos de la llamada inteligencia artificial, nos monitorearán permanentemente y llegarán a conocer mejor nuestras apetencias y gustos.
Todo es posible si el cambio climático y la explosión demográfica, que están alterando la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas del planeta lo permite. El mono de andar erguido y cerebro grande, el homo sapiens, después de millones de años de evolución, así como crea y avanza, está empeñado en destruir su casa al confundir el agotamiento de los recursos de que vive con un mal llamado crecimiento económico.
Quiera la ciencia que se inventen dispositivos ingeribles para mejorar la cultura y el buen comportamiento social.