Seguridad e Infraestructura
Por Carlos José Holguín.
Parece paradójico que en un país absorbido por el pesimismo según dicen los encuestadores, con un desempleo creciente y golpeado por la reciente reforma tributaria que dejó a todo el mundo aburrido y desplatado, tenga semejante movilización de turistas en solo la Semana Santa.
El turismo en Colombia viene en franca recuperación, se ha convertido en uno de los mayores dinamizadores de la economía, en el 2016 llegó a la cifra record de 5.091 millones de turistas, mucho más que los 3.5 millones que visitaron Perú, país con amplia tradición turística, lo cual se explica por dos elementos de los que adolecimos por años, seguridad e infraestructura.
El estartazo inicial del turismo se dio con la Seguridad Democrática del gobierno Uribe y se ha afianzado con la firma del acuerdo de paz con las FARC, en cuanto a infraestructura, en especial de carreteras, son innegables los logros del actual gobierno. Con el propósito de poder constatar algo de esto, por iniciativa de mi padre, quien no pierde su espíritu aventurero y ese afán que lo ha caracterizado por conocer cuánto rincón hay en el mundo y en su país, nos fuimos a los llanos orientales, expectantes de lo que parecía ser un anacronismo, la “autopista” Bogota – Villavicencia. ¿ Sería posible una autopista en medio de semejante macizo montañoso de la cordillera oriental en donde en escaso 80 kmts se baja de 2.600 mts a 600 mts? Eso había que verlo.
Con el recuerdo terrorífico aun fresco de lo que para mí fue esa carretera cuando por primera vez fui a los llanos en el año 90, cuando era una verdadera trocha en donde salir ileso uno y el carro o no caer en una pesca milagrosa comandada por el Mono Jojoy, era un milagro que se agradecía con un rosario al inicio y otro al final de la travesía, iniciamos el perpendicular descenso de 2.000 mts. La sorpresa fue grata desde el primer momento cuando atravesamos un fenomenal y moderno túnel El Boqueron de 2.5 kmts, prácticamente doble calzada en más del 60% de la vía integrada con un sistema de túneles ( 7 y otros tantos en construcción) y unos espectaculares viaductos que le hacen a uno renacer el marchito orgullo nacional, al punto de asegurar en algunos tramos que parecía estuviéramos transitando por carreteras del primer mundo, terminando con un túnel final, que de la inhóspita y agreste loma aterriza como por arte de magia en la sosegada planicie de los llanos en pleno Villavicencio, luego de atravesar la pendejadita de 4.6 kmts de túnel con las últimas especificaciones de seguridad, iluminación, demarcación y equipos de rescate.

Por supuesto que aún falta para que la dicha sea completa, y como suele suceder con todas las famosas carreteras de 4ta generación, son por pedazos, no faltan los problemas de derrumbes y problemas judiciales que a veces resultan peores obstáculos que la más compleja de las fallas geológicas. Pero lo hasta ahora logrado es digno de reconocimiento y elogio.
Seguridad e infraestructura es la clave del turismo que no solamente nos permite nuevos esparcimientos en nuestro país, sino que lleva desarrollo y bienestar a unas comunidades que por culpa de ese misma violencia y falta de infraestructura vivieron condenados a la pobreza en medio de la riqueza paisajística y cultural, hoy respiran un nuevo aire de esperanza y progreso, esa es la verdadera paz.