San Antonio se ha convertido en un polo de atracción turística organizada. El proceso, impulsado desde hace varias administraciones conlleva una serie de modificaciones arquitectónicas que en principio alterarían la línea del barrio, pero que en perspectiva buscaban hacer del sector uno que pudiera ser competitivo como destino turístico. Restaurantes, andenes memorables, hoteles, teatros y algunos locales nocturnos le dan algo en qué entretenerse a cualquiera que disfrute de la vida nocturna.
Pero habría que pensar si tal vez deberíamos regresar un calendario lunar y permanecer en la categoría de reliquia unos años más. La ausencia de verosimilitud histórica en el terminado de las casas puede haber regresado a los confines de la duda, justo cuando en el mercado internacional del turismo fija sus obsesiones en la estética de lo autentico. El valor histórico de una casa sin remodelar está por evaluarse, pero lo que sí es cierto es que se arriesga algo de identidad, lo cual puede terminar por convertirse en un autogol. Normalmente son acertadas las remodelaciones, incluso cuando se modernizan las líneas, se conserva el estilo. Pero ya se comienzan a ver algunas propuestas que rompen bruscamente la visual. No es determinable de momento, si esto será para bien o para mal, pero algunas edificaciones sí merecían una intervención porque estaban pasando de ser curiosas a ruinosas.
Pero para un visitante no debería ser San Antonio la única opción. Le queda el resto de la ciudad por ver. Encargarse de hacer toda la ciudad sobrante un recorrido interesante para alguien que venga de otro país es ya algo que tiene que ver con la ciudad como un todo. EL visitante debe, además, trasladarse desde el aeropuerto a la terminal a su hotel o al lugar donde se vaya a hospedar.
¿Se ha pensado en ese recorrido? ¿Se han cuidado las entradas de la ciudad? ¿Por dónde tiene que pasar un visitante que viene del aeropuerto y, digamos, va a hospedarse en el Hotel Intercontinental? Habría que destinar recursos a las arcas perladas de un aparato de maquillaje estatal, uno de la misma calaña que el que entró en acción días antes de la visita de Bush junior a Cartagena de Indias. No hay que preguntarse bajo qué departamento de control estaría ya que no se sabe ni siquiera si hay interés en crear uno.
¿Cómo incluir a la ciudad en los circuitos turísticos, como un destino atractivo para inversionistas y visitantes? Por lo que los mismos visitantes afirman, Cali podría llegar a ser visto como el inicio de un recorrido en bus por Sudamérica, vía Panamericana.
Tour por América del sur
Cali ocupa una posición importante en la carretera Panamericana. Su paso por la ciudad, en ausencia de una circunvalar que realmente rodee a la ciudad completamente, es precisa para mostrar la ciudad, ya que se convierte en paso obligado. Hablando con los turistas internacionales que abundan en el sector uno puede notar que muchos sólo están de paso. Algunos se quedan, y hasta llegan a formar parte del aparato laboral. Pero la mayoría solo está en una parada de un tour de Sudamérica, que por cuestiones geográfica comienzan en Caracas, Bogotá o Cali.
Beatriz trabaja en una sala de internet del sector. Su pronunciado estrabismo no le ha impedido notar el asenso del número de visitantes extranjeros.
“Las ventas han subido, pero no solo por los extranjeros, sino porque el barrio ha recuperado a muchos caleños que habían dejado de venir, esto está lleno todo el día y además vendemos gaseosas y otras cosas” El resto de su testimonio no es más interesante que estas tres líneas, pero deja ver optimismo y confianza en los trabajadores y propietarios del sector.
Los vecinos concuerdan en que el barrio se ha beneficiado con el fenómeno. Aunque el flujo de visitantes ha aumentado, y los problemas que para los residentes esto conlleve también, la mayoría está dichosa: Las casas se han valorizado notablemente. Vilma Jiménez, propietaria de una casa esquinera en la que todavía vive con su familia, dice que está dispuesta a vender, aunque no le gustaría porque el barrio se ha vuelto cosmopolita:
“Creo que es la única zona de la ciudad donde hay más avisos clasificados en inglés que en español, para nosotros ha sido una fortuna, como propietarios. Las casas se han valorizado, en mi caso, en más de 80%, producto de una subida de los arriendos. Hace pocos años se pagaba 350.000 por una casa de 3 habitaciones, ahora se paga $450.000 por una habitación. Si quiere un apartaestudio le pueden cobrar hasta un total de $750.000, dependiendo del tamaño y la ubicación. Todo porque los extranjeros pagan en dólares
Es evidente que el turismo infló los precios desmesuradamente. Si bien eso demarca una zona con características especiales, en la que la población local tiene problemas para pagar, pero que resulta en una subida de ingresos para el sector servicios, el cual predomina en la zona. Hoteles, tiendas, salas de internet, restaurantes, cuenta con un flujo aceptable de consumo por parte de estos visitantes, cuyo poder adquisitivo es evidentemente superior al de un caleño promedio.
No sirve de nada, sin embargo, que este crecimiento “espontáneo” de visitantes se dé si no se aprovecha para vender la ciudad como un destino. Para mirar, por ejemplo, que Medellín ha organizado un fuerte mercado turístico. Lo ha hecho de tal forma que las obras en infraestructura, no solo hotelera, tengan repercusión nacional e internacional. Como no tener éxito en una empresa si se la hace bien y se la publicita bien.. Cartagena
En Cali no hemos podido armar un paquete parta vender, más allá del baile de la salsa. San Antonio, tal vez, sea un eje desde el que se pueda articular toda una oferta, una que tenga un estilo, un norte y una estrategia publicitaria que lo haga viable. La ciudad espera por un respuesta oportuna, rápida y contundente de la administración Guerrero, de tal forma que se pueda aprovechar el impulso que trae esta nueva década y que podría posicionar a Cali como un punto obligatorio en el mapa suramericano.