

Por Benjamín Barney Caldas
Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle, y Profesor Titular (Jubilado) de la misma. Docente en la San Buenaventura y la Javeriana de Cali, el Taller Internacional de Cartagena y la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona.
El arquitecto Kimmel Chamat, actualmente terminando un doctorado en Estados Unidos, cuya tesis tiene que ver con el tema, advierte que el proyecto de la CVC de 1950-60, para controlar inundaciones y adecuar tierras en todo el valle geográfico del río Cauca, hay que replantearlo urgentemente. Mientras que el director de la CVC dice que hay que terminarlo para controlar inundaciones, pasando por alto, nos recuerda Chamat, que el modelo matemático que creó la Universidad del Valle y la misma CVC (el levantamiento en 3d del todo el río y sus humedales), indica que terminar ese proyecto elevaría los niveles del rió entre 1 metro y 1.50, pues está pensado con las mismas ideas que se aplicaron en Aguablanca: canales de drenaje, moto-bombas y diques, sin dejarle espacio al rió y por eso los niveles del agua suben.

A propósito, vale la pena recordar la propuesta hecha al respecto (Columna ¿Ciudad? El País, 15/12/2012), en el sentido de hacer varios reservorios, de diversos tamaños, en la parte baja de la cordillera, justo antes de entrar al casco urbano de Cali, menos vulnerables en caso de un terremoto, para recoger toda el agua limpia que baja a torrentes por todas las cañadas, quebradas y ríos de la ciudad cuando llueve, y utilizarla mediante pequeños acueductos, tal como lo hacen desde hace mucho tiempo los cañicultores de la región para regar sus cultivos en las épocas de sequía. A su alrededor podría haber esos parques que tanto echamos de menos, como los muy bellos que hay en Ciudad Jardín. E igualmente habría que rescatar todos los humedales que subsisten en el casco urbano de Cali y sus suburbios.

Pero, por lo contrario e irresponsablemente, ni las Autoridades Municipales ni la CVC han impedido en las últimas décadas la urbanización de los bordes de esos ríos, cañadas y humedales, como lo son esas grandes invasiones que crecen día a día sobre las pendientes riveras de los ríos Aguacatal y Cali, y por lo tanto muy erosionables, los que se colmatan modificando sus ecosistemas y comportamientos hídricos, y contaminando las aguas que van a los acueductos de la ciudad. Y todo Aguablanca fue un gran despropósito, pues es una zona de alto riesgo sísmico y de inundación, por la ruptura del jarillón del Río Cauca. Ojala las Autoridades de ahora, que tanto valoran los estudios en Estados Unidos, le hagan caso al arquitecto Chamat, ya que poco le hacen a los que aquí se han ocupado del tema, como Procerros.