Cuestiona ver como la aspiración a la educación superior, el ingreso a la misma, la permanencia y su posterior culminación con éxito es un proceso que muchos inician, algunos continúan y muy pocos lo logran. Existen muchos factores que inciden de manera directa y/o indirecta para alcanzar esta meta, algunos de ellos son la falta de recursos, la falta de interés de los mismos bachilleres, la falta de oferta por parte de las Universidades y la falta de ofertas que tienen muchos técnicos, tecnólogos y profesionales que se capacitan en programas educativos con poca demanda laboral. En lugar de ser este un motivo de desánimo para los estudiantes de bachillerato de los estratos 1 y 2 de Cali, debe ser precisamente este el motivo que los impulse a estudiar con más empeño para ser uno más de los pocos que cambian su propia historia, las de sus familias y generaciones, y trasforman la sociedad con el aporte de sus conocimientos y servicios calificados.
Cali según estadísticas del DANE es una ciudad que cuenta con más de 2.319.6844 habitantes, la oferta publica educativa a nivel superior con la que cuenta la ciudad es la brindada en La Universidad del Valle, la Escuela Nacional del Deporte, el Instituto Departamental de Bellas Artes, la Institución Universitaria Antonio José Camacho IUAJC y el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) en donde en promedio 32 mil estudiantes se matriculan por año distribuidos en las instituciones anteriormente mencionadas, según estas cifras sólo un 0,14%* de la población estaría ingresando a realizar estudios que le califiquen para el campo académico y/o laboral.
Aunque hay un gran abanico de posibilidades en universidades privadas, institutos y escuelas de formación profesional estos no son tan asequibles a la mayoría de la población que son los estratos socioeconómicos 1, 2 y 3 que representan el 84 % de la población caleña. Esa población menos favorecida al no acceder a una buena educación proyecta la continuación de un estancamiento a nivel social, cultural y económico como individuos y como sociedad y es allí, donde se genera la creciente desigualdad social y el incremento real de los índices de pobreza (aunque el DANE diga otra cosa).
La mano de obra no calificada no debe ser la gran apuesta ni para los jóvenes ni para las industrias. Un joven que termina sus estudios de secundaria y quien carece de una formación formal no debe ser contratado como estrategia de ahorro, debe ser contratado como apoyo a su progreso pero con la exigencia de adelantar su proceso educativo. Obtener un título que acredite un proceso de formación no debe ser opcional, debe ser requisito indispensable en procura del desarrollo, pero así mismo debe ser un proceso que sea apoyado por las entidades públicas con la cobertura de cupos, subsidios y estímulos en cabeza de la Gobernación y la Alcaldía local, pues no se puede pretender cambiar la cara de Cali a nivel competitivo con un apoyo mínimo al desarrollo académico.
El camino de la educación debe ser un camino que exija esfuerzo, pero así mismo tenga su recompensa. Los estudiantes que consiguen ingresar a programas académicos formales, ven frustrados sus sueños ante la imposibilidad de costear los gastos que el mismo proceso genera, la dificultad para ajustar los horarios de clases y deberes con los horarios laborales, la responsabilidad de los compromisos adquiridos, todos estos factores hacen que la deserción sea una opción latente perdiendo así el cupo que muchos anhelaron obtener y quien lo obtuvo por distintos motivos lo dejo desperdiciar. Así mismo ocurre con quienes aun con sacrificio mayor logran culminar sus estudios, pero que aún graduados no consiguen un trabajo que justifique sus años de estudio. En ambos casos, tanto de deserción como culminación no satisfactoria se ve afectado tanto el individuo como el sistema educativo, el mundo laboral, la ciudad e incluso el país.
El Presidente Santos y la Ministra de Educación Vallecaucana Campo, nos deben la ley de educación Superior o será que nuestra esperanzas deben estar en la MANE?
En conclusión, si el Gobierno nacional y local enfocaran los esfuerzos al apoyo de la cualificación educativa con una oportuna prevención de la deserción asistiendo con subsidios y acompañamiento a los futuros profesionales y haciendo una proyección acertada de oferta y demanda en los diferentes campos laborales, se podrían mejorar las condiciones de más familias y esto generaría un impacto social en donde la motivación por ser profesional, especialista, magister o doctor impulsaría un verdadero avance social.
Los problemas de la ciudad son tanto de fondo como de forma, pero no se pueden priorizar los de forma cuando el fondo es lo que nos va a garantizar en definitiva vivir en una ciudad con alto nivel con nuevas generaciones procurando estar bien educadas para sobresalir en la sociedad.
Cuadro de Cali en cifras estadísticas del ingreso a la educación superior en el último periodo evaluado